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Desconectándome del mundo virtual.


El otro día vi una escena que me hizo reflexionar mucho sobre el uso de los dispositivos electrónicos y el mundo en el que vivimos hoy. Una mamá entró con su hija de aproximadamente 7 años a un restaurante. La niña, desde que entraron, traía una tablet prendida. Durante toda la comida, la niña tuvo su tablet prendida en la mesa, el intercambio de palabras entre ellas fue de 4 o 5 oraciones, todas relacionadas a lo que iba a comer la niña y a que comiera cuando llegó la comida. Y si bien, yo ahora más que nunca me he quitado la maña de hacer juicios sobre la forma que otros padres eligen para educar a sus hijos, me entró la pregunta de ¿cuánto tiempo de convivencia se pudo haber aprovechado durante ese tiempo?

Después de ver esta escena, me volví un poco más observadora con respecto a este punto cuando salía a restaurantes y me di cuenta de que lo que observé no era una situación aislada, sino que era muy común ver estas situaciones en restaurantes. Mesas enteras en las que las personas están utilizando el celular o tablet en lugar de platicar, niños llamando la atención de sus papás y sus papás regañándolos porque los distraen de lo que están viendo en su smartphone, niños llorando porque les quitan el aparato electrónico cuando llega la comida, etc.

Ahora, les voy a hablar de otra situación más personal. Varias semanas después, estaba yo con mi celular viendo redes sociales. Llegó mi hija de 15 meses y me traía libros para que le leyera. Me tardé unos minutos en hacerle caso, porque el teléfono estaba absorbiendo mi atención, pero fue tanta su insistencia (lo cual ahora agradezco) que bajé el teléfono, me senté con ella en el piso y nos pusimos a jugar. Después de unos 15 minutos de estar jugando, ella corrió hacia mí y me abrazó. En es momento me di cuenta de lo que hubiera perdido si no le hubiera hecho caso y me hubiera quedado en el celular. Me percaté de lo valioso que es desconectarse del mundo digital, para conectarse con las personas a nuestro alrededor.

La realidad es que hoy en día los dispositivos electrónicos invaden nuestra vida, y digo invaden porque están diseñados para ser adictivos, están diseñados para promover su uso durante el mayor tiempo posible, y lo que están causando es una desconexión social y aislamiento familiar. Y el resultado, son los ejemplos que mencioné anteriormente: ver familias enteras en restaurantes conversando en un mundo cibernético e ignorando a la persona que esta sentada frente a ellos, que el número de accidentes ocasionados por estar viendo una pantalla son cada vez mayores, que ahora los berrinches de los bebés son porque les quitan un celular o la tablet. Y con todo esto se pierden oportunidades valiosas de convivencia, de desarrollo de habilidades motoras en los niños, de conocimiento del mundo, de tolerancia a la frustración y de habilidades sociales.

La solución está en cada uno de nosotros como padres, tomar la decisión de desconectarnos del teléfono y buscar tiempo de calidad con nuestros hijos. Priorizar el mundo real y las actividades que podemos hacer con ellos que van más allá de un aparato electrónico, buscar entretenerlos con juegos y actividades en lugar de prenderlas la televisión.

Te dejo 3 recomendaciones que puedes seguir para dar los primeros pasos y limitar el tiempo de uso de aparatos electrónicos. Cabe mencionar que estos tips te pueden ayudar sin importar la edad de los miembros de tu casa.

1. Tiempos definidos.

Define los tiempos en los que es adecuado utilizar los aparatos electrónicos y define durante cuanto tiempo se puede utilizar. Mi recomendación es que no se utilicen aparatos electrónicos durante la comida, en restaurantes o reuniones familiares. Estos momentos son momentos de convivencia valiosos, y lo más importante es que se enseña por el ejemplo, los primeros que deben dejar de utilizar los aparatos electrónicos son papá y mamá.

El tiempo de uso se debe de definir de acuerdo a la edad, los niños más pequeños deben estar expuestos un menor tiempo. Puedes empezar por 10 o 15 minutos con niños pequeños (2 años en adelante) e ir aumentando el tiempo conforme vayan creciendo, sin dejar que sea mas de 1 hora. Los niños menores de 2 años no necesitan la estimulación de los aparatos electrónicos.

2. Busca un fin.

Actualmente utilizamos los aparatos electrónicos por ocio, lo que buscamos es desconectarnos del mundo a través de ellos. Pero se puede cambiar el uso de los mismos para que tengan un fin alternativo, de esta manera se le va enseñando a los hijos que son un medio útil para lograr diferentes cosas. Por ejemplo, pueden buscar una receta de cocina y después hacerla en familia, o buscar alguna manualidad en pinterest para hacerla juntos. La actividad puede ir relacionada con el gusto de tus hijos, de esta forma no solo fomentarás actividades en familia, sino que también te ayudará a conocer más a tus hijos, sus gustos, habilidades, etc.

3. Sé ejemplo.

Como ya lo mencioné antes, los padres somos los que marcamos el ejemplo y somos los primeros que tenemos que desconectarnos del mundo cibernético. Nuestra generación creció en un momento privilegiado, porque nos acordamos de lo que era jugar en la calle, ir al parque, pintar pistas en el patio con gis. Y también nos tocaron los primeros videojuegos, hemos visto como el cassette de convirtió en CD y después en iPod; por lo tanto sabemos lo que nuestros hijos se están perdiendo cada vez que se quedan picados en una pantalla. Recuperemos aquellas cosas que disfrutábamos en familia, los juegos de mesa los domingos por la tarde, salir a andar en bicicleta, inclusive los juegos que teníamos que inventar cuando íbamos en el carro, en lugar de que nos pusieran una película y listo. Y seamos ejemplo, dejando el celular de lado cada vez que nuestros hijos nos piden atención.

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